domingo

Cría responsable ¿Qué es? (artículo completo)

Concepto. La cría responsable de cualquier especie se consigue respetando la naturaleza en todos sus ámbitos, así como las leyes y reglamentos que la regulan, factores que son generalmente opuestos a la cría comercial, cuyos objetivos responden exclusivamente a criterios económicos.

El reglamento internacional de cría de la Fédération Cynologique Internationale dice:

La cría y el desarrollo de las razas caninas deben basarse en objetivos a largo plazo y principios sanos para no producir perros enfermos, con carácter inestable o que carezcan de aptitudes para el trabajo”.

El objetivo de la cría es preservar y, preferentemente, extender la diversidad genética de una raza.”

En definitiva, debemos criar perros que se ajusten al estándar evitando posibles desviaciones.

Todos los que estamos relacionados con la raza; criadores, propietarios, jueces de exposición, etc.., o simplemente enamorados del Labrador, estamos abocados a respetar al máximo su estándar –directriz que nos ayuda a no perder las excelentes cualidades que posee y hemos heredado de criadores responsables. Al igual que ellos, somos responsables del futuro de la raza.


Debemos utilizar para la cría perros con buena salud (desde el punto de vista funcional) y calificados como ejemplo del estándar de la raza. Al seleccionar un perro para criarlo, le corresponde a cada criador determinar si éste es, mental y físicamente, apto para la reproducción. La decisión que tomemos afectará directamente al futuro del labrador. Debemos tener siempre presente que los cachorros algún día reproducirán y darán como resultado nuestros fallos o aciertos.


Como criadores debemos asegurarnos que los animales con los cuales queremos criar tienen un temperamento estable y se encuentran en buena salud física.
Mientras un cachorro esté en manos de un criador, debe éste crear condiciones óptimas para que el cachorro se desarrolle en un ambiente sano (mental y físico) y beneficioso para garantizarle una socialización adecuada.

Debemos respetar mucho más a nuestros canes, alimentarlos correctamente, ejercer sobre ellos un control sanitario correcto, seleccionar muy cuidadosamente los ejemplares a cruzar con el objetivo de complementar sus cualidades para no perderlas y mejorarlas en lo posible. Nuestro patrón mental debe ser el estándar de la raza y necesitamos no desviarnos de él.

Los criadores del tipo que sean, ocasionales, amateurs o profesionales, tenemos la obligación de tomarnos muy en serio la “cría responsable”, ya que al final, nuestra voluntad fijará un destino que puede ser nefasto e irrecuperable para el futuro del Labrador Retriever.

Evidentemente la cría responsable es traslativa para cualquier especie o raza. En algunas de éstas, como el pastor alemán, apreciamos en su día problemas de displasia que hicieron huella en la raza. O en otra como el Yorkshire terrier, con sus famosos y tan de moda toy o minitoy, desviaciones de su estándar que evocan al final en perros enfermos y raquíticos obviamente no válidos para la cría.

La raza que nos ocupa también la podemos poner como ejemplo. En estos tiempos que vivimos, los criadores y jueces de exposiciones de belleza, no estamos teniendo muy en cuenta la existencia de una cantidad considerable de ejemplares, que están fuera del estándar por su altura, quizá por moda, quizá por despiste, quizá por planes de cría incorrectos o no existentes, no sé, y al final ésta o cualquier otra desviación pone en peligro el futuro del Labrador.

Las cualidades que hoy en día posee el Labrador Retriever, las tenemos gracias a nuestros antepasados, y es el legado que dejaremos para los siguientes. En nuestras manos está su futuro.

Comportamiento típico del labrador retriever (artículo completo)

Generalidades.
A título recordatorio, las relaciones del Labrador con sus semejantes corresponden a un orden jerárquico piramidal, donde existe un elemento alfa, y el resto de componentes forman una escalera que se asciende a base de retos o batallas ganadas a lo largo desu vida.

Ciertos ejemplares por su carácter concreto y específico, se quedan en un nivel determinado, y otros continuarán con sus retos y batallas para alcanzar la cima.

Para comunicarse utilizan el lenguaje corporal, elemento comunicativo completamente compatible para nosotros, que debidamente practicado, nos ayudará a conectar con nuestros perros.
Lo aprenden entre el primer y segundo mes de vida y lo utilizan el resto de sus días.

El comportamiento típico del Labrador Retriever, ya adulto, está marcado por dos características relevantes: su genética y el entorno donde se ha desarrollado.
-La primera característica aporta una parte muy pequeña en comparación a la influencia que sobre él ejerce su entorno. Aún así, su genotipo es la base fundamental de su comportamiento.
-La genética, el tipo de crianza que reciba el cachorro (lenguaje corporal, jerarquía simple como la dominancia y la sumisión, relaciones con sus semejantes,..), hasta el momento en que se inicie la relación con su nueva familia (para ellos camada), junto a la educación que reciba, será el resultado del comportamiento de nuestro Labrador.

Intrínsicamente por genética, las características más comunes son: muy buena estabilidad emocional, necesidad de actividad diaria -siendo superior ésta en machos-, poseer un nivel de vigor alto, no ser un cánido fácilmente excitable ante estímulos muy cotidianos y tener baja aptitud de guarda.

En cuanto a su relación con los humanos tiene gran tolerancia a los niños, son muy afectuosos con la familia y sociables con extraños, siendo superiores estos dos últimos rasgos en hembras. En la relación con otros perros, presenta buena sociabilidad y baja dominancia, aunque esta última es mayor en los machos por su propio género.

Hay tres características de su comportamiento, ordenadas de mayor a menor, que motivan en desmesura y desenfreno al Labrador Retriever: la comida, el agua y nosotros, los humanos.

-La comida les ciega, no tendrían nunca suficiente, son extremadamente glotones y ésta les estimula de manera sorprendente.

-Continuando el orden, la segunda es el agua. Nadar y bañarse ya sea en rió, lago o mar, es para ellos algo que no pueden evitar cuando lo prueban, son grandes especialistas en este campo.

-Y la tercera, su amo, el jefe de la camada idolatrado hasta el extremo, del que tienen una necesidad imperiosa de relación y le practican un delicado respeto.
Esta cualidad a lo largo de su historia ha sido la base para tantas utilidades sociales que presta esta maravillosa raza.

Desmenuzando el crecimiento del Labrador Retriever, podemos clasificar su comportamiento en tres etapas:

-La comprendida hasta los 7 - 8 meses de vida, donde aún cachorros se relacionan con la manada sin distinción de sexo. Es una etapa bastante activa, están descubriendo situaciones y experiencias nuevas, aprendiendo de todas las que les rodean, tanto cotidianas como especiales.
En esta etapa generalmente no reparan en limitaciones físicas y se abocan a cualquier acción que les motive. Es cuado cambian los dientes, por lo que suelen tener más actividad con la boca, y aprenden las normas de convivencia con los que le rodean.

-Otra se encuentra entre 8 y 24 meses aproximadamente, periodo en que se le considera un labrador mentalmente joven. Su actividad cotidiana y diaria disminuye, aunque puede llagar en ciertos momentos a tener picos superiores a la etapa anterior.
Su comportamiento con los miembros de camada es el resultado de dos tipos de relación: una en la que participan todos los miembros de la camada y es general, y otra, dónde sólo intervienen los de su mismo sexo, que conjugados ambos, le harán reconocer a un integrante de la camada como líder de la misma.
Aquí aparecen ya los comportamientos típicos de macho y hembra, comienzan sus retos jerárquicos para ascender y tienen un nivel de vigorosidad alto pero más sensatamente aprovechado.

-En la tercera etapa, ya adulto y a título de comparación, el Labrador Retriever se convierte en un perro “todo terreno”, curiosamente debido a la idolatría por el humano. Es feliz simplemente por permanecer a nuestro lado y siempre está dispuesto a realizar con nosotros cualquier actividad, sin ningún tipo de limitación por su parte, aunque ésta requiera aportar un gran esfuerzo físico.
Se comporta como el típico “compañero ideal” que siempre va querer compartir con nosotros su fidelidad.

El Labrador Retriever es un perro muy apto para la convivencia que se adapta a la perfección y sin grandes esfuerzos a nuestra vida, convirtiéndose con mucha facilidad, sin duda, en un miembro más de la familia.

viernes

Adquirir un cachorro, lo que muchos conocen y pocos cuentan

La primera decisión a tomar cuando deseamos adquirir un cachorro, es comenzar una búsqueda en base a dos criterios fundamentales:
"busco un cachorro y despues la oferta más interesente",
o bien,
"busco un criador, un cachorro y la oferta más interesante".
Podemos afirmar ésto como una generalidad.

El primer criterio suele obedecer al montante económico, en cambio el segundo responde a factores bien distintos: "deseo un criador que me transmita seguridad en la transacción, en la calidad del ejemplar, en el estado sanitario, que sepa aconsejarme de sus cuidados, pueda aclararme las dudas surgidas sobre el cachorro o sobre la raza y que, demás, el importe de la adquisición se ajuste a mis posibilidades económicas".

Es evidente que si clasificamos a los criadores en base a estos criterios obtendremos:

"criadores comerciales en la venta de cachorros",
y
"criadores amantes del mundo animal en cualesquiera de sus casi infinitas vertientes".

Importante es recordar:
- un buen criador será aquel que se dedique a una o dos razas, y en el mejor de los casos a tres de ellas. Debemos tener presente que los planes de cría son longevos y extensos, se planifican por muchos años y además es necesario obtener un número elevado de ejemplares. Por tanto, la dedicación necesaria de cada plan de cría es muy alta y el coste económico también.-

Esto es un imposible para un criador multi-raza. Los objetivos citados evidencian un mayor o menor desinterés económico, y por sentido común se desprende que no coinciden con los del "criador comercial".

Dentro del grupo de "criadores comerciales" temenos:

- esporádicos que no suelen ofrecer garantías (ha obtenido una camada, son los cachorros que tiene y no tendrá que comercializar más o de momento).-
y
- criadores esporádicos o no, que ofrecen garantías y viven de su producción, tanto particulares como empresas (especialistas de la cría y venta, o especialistas en la venta).-

En cuanto al segundo grupo, "criadores por afición, amantes de la raza por cualquiera de sus cualidades" existen:

- los que su primer objetivo es el resultado de cierta monta. Para ellos su recompensa es en especie y no económica como alquien pueda pensar. Es el resultado del plan de cría que se persigue.-
y
- los que pese a tener un plan de cría, han convertido su afición por diversas razones en su medio de obtener los ingresos necesarios para vivir.-
En ambos casos es probable que la oferta existente sea de mayor calidad, seriedad y garantía.

El que desee adquirir un cachorro, y su enfoque de búsqueda responda exclusivamente a encontrar el menor importe económico, seguramente encontrará en el grupo de "criadores comerciales" una extensa oferta con y sin garantías, y dentro de sus posibilidades económicas.

En cambio, el que busca un criador, un cachorro y la proposición más ventajosa, seguramente encontrará ofertas tanto o más interesantes que el anterior, y en la mayoría de los casos, cachorros de mayor calidad y garantía, además de conocimientos, consejos y la ayuda que pueda necesitar.

Es patente que existen otras formas de adquirir un cachorro como es la adopción, acción que demuesta gratitud y compasión por el cachorro. Siendo probable en este sentido, obtener un cachorro mezcla de distinta o distintas razas, por lo que careceremos de información en cuanto a su comportamiento. Ésto obliga en todo caso y por norma general, a poseer mayores aptitudes y conocimientos en psicología y comportamiento canino, adiestramiento, etc, por parte del adoptante.
Debemos tener siempre presente que seremos la nueva camada del cachorro y necesitaremos convivir en paz y armonía.

A veces buscas "lo mejor" y es precisamente ésto lo que no buscas.

lunes

La importancia de la selección del carácter en la cría responsable

El criador debe examinar la genealogía de los reproductores para calibrar las cualidades que aportan los ascendientes, y también los defectos. Un título de campeón no significa que un perro sea un buen reproductor y menos aún que sus hijos cumplan el estándar de la raza. Es muy importante examinar y estudiar sus camadas anteriores (instinto cinegético y rendimiento de sus hijos) y la calidad de sus antecesores. Conocer la impronta genética de un semental y saber si transmite las cualidades que consideramos apropiadas para compaginar con las de la hembra, es un paso hacia el éxito en la cría responsable.

La mejora de la raza se produce mediante una crianza técnica y científica, alejada de la improvisación y de la falta de criterios adecuados en nuestro plan de cría.

Para averiguar la calidad de un macho, no basta con conocer qué premios ha obtenido en competiciones caninas, ni que posea un temperamento adecuado a lo que se espera de su raza.

Es preciso analizar con posterioridad su descendencia con varias hembras diferentes. Serán sus hijos e hijas, con sus cualidades cinegéticas, su perfección morfológica y su temperamento adecuado, los que nos indicarán si el macho debe continuarse utilizando como semental.

Debemos marcar como objetivo que al menos un 50% de los hijos igualen o superen las cualidades del padre. Lo prudente es no utilizar nunca reproductores que presenten serias carencias de temperamento y carácter, sin olvidar que muchas veces parecen obtenerse mejores cachorros a partir de un pariente próximo al campeón, que del campeón mismo.

Cuando un macho reúne todas las cualidades para ser utilizado como semental, se dice que tiene casta. El término designa a un sujeto con la capacidad de producir descendencia con un notable parecido con él mismo. Científicamente un perro con casta será aquel individuo homocigoto para un grupo de genes que controlan un rasgo esencial de la raza. La pureza de la raza se conoce como homocigosidad.

Aunque esto nos llevare a otra discusión de genética, -la consanguinidad- merece un tratamiento específico y pormenorizado, previsto para más adelante y en donde tratar temas como coeficiente o grado de parentesco, endogamia/depresión endogámica, vigor híbrido/ heterosis, prepotencia genética, mejoramiento, selección por consanguinidad, homocigosis, heterocigosis, sistemas de apareamiento: inbreeding, "sib" (sister-brother), linebreeding, método estos consanguíneos o el outcrossing, entre ejemplares no consanguíneos cuando en el pedigrí existen cuatro generaciones hacia atrás sin parentesco.

Las ventajas de la cría con consanguinidades leves o moderadas son innegables. Que cada uno haga lo que quiera, pero consanguinidad y selección son las reglas básicas de la crianza para obtener ejemplares de superior calidad, de esta manera se fijan y homogenizan las razas.

Tópicos como que la consanguinidad produce deficiencias mentales, reduce el tamaño, vigor, fertilidad, etc. son aceptables en caso de endogamia muy cerrada y durante muchas generaciones. El genetista Kyle Onsttot llegó a afirmar: "El recelo infundado o la ignorancia científica llevan muchas veces a confundir consanguinidad con degeneración". Roy Robinson (Genética para Criadores de Perros), puntualiza: "La endogamia es inocua para animales inherentemente sanos y normales, pero merece la pena tomar algunas precauciones".

Y sobre todo, hay endogamias y endogamias, con muy diferentes grados de parentesco genético. Lo dicho no presupone que sea un defensor de los métodos consanguíneos de cría, al menos en su vertiente más próxima. Una consanguinidad leve o moderada, por ejemplo un mismo ancestro de aptitudes sobresalientes, que aparezca en los pedigríes de ambos reproductores, en la tercera, cuarta o quinta generación, con programa y plan de cría responsable, con índices correctores y seguimientos de los hijos, con elementos de ponderación altos sobre desviaciones e imprevistos del genotipo/fenotipo, linfatismo, infertilidad, pérdida de peso al nacer, etc., no solo no supone ningún inconveniente sino que es altamente deseable.

Con los ejemplares de razas de belleza se vienen utilizando sistemáticamente métodos de cría con consanguinidades muy próximas y continuadas, padres con hijas durante muchas generaciones, etc. Pero, en todo caso, la consanguinidad no produce -salvo algunas excepciones- individuos tarados. Lo que sí consigue es hacer aparecer o aflorar taras y defectos que estaban ocultos en el genotipo del perro, por lo que la homocigosis se limita a evidenciarlos al sacarlos a la luz; pero esas taras estaban ya ahí camufladas, a la espera del momento y combinación propicios para evidenciarse.

Podemos afirmar que a veces se da demasiada importancia al resultado en exposiciones, y no a la homogeneidad de la producción: un ejemplar campeón obtenido a base emplear diversas líneas de sangre completamente heterogéneas, en zootecnia casi no tiene ningún valor. Y también resulta peligroso para los descendientes que el ejemplar se haya obtenido con una consanguinidad demasiado “próxima”.

Todos sabemos que dentro de una misma raza se encuentran ejemplares de cualidades dispares. La cría selectiva responsable y una cierta consanguinidad persiguen mantener la pureza racial pero también obtener sujetos que manifiesten en grado superlativo sus cualidades. Esto no es tarea sencilla, de un lado el criador debe de obtener ejemplares de calidad superior a la media racial, y de otro perpetuar los logros a lo largo de generaciones de una misma línea de sangre.

La aparición aislada de un gran ejemplar carece de interés si no transmite sus virtudes a su descendencia sus virtudes. Las herramientas con las que cuenta el criador para sacar adelante esta tarea son la selección, la consanguinidad y el adecuado sistema de apareamiento recurriendo a los mejores sementales. El apareamiento generacional de animales de categoría inferior con sementales de alta calidad, tiene como objeto elevar la categoría de aquellos, método conocido por mejoramiento. Algunos clubes de raza imponen restricciones a la cría con determinados parentescos, buscando evitar un excesivo endogamismo.

El criador no debe de basarse en el fenotipo (apariencia) de los progenitores; más bien debe de hacerlo en el genotipo (patrimonio genético) del mayor número posible de perros de su familia (ascendientes, descendientes, colaterales). Un perro puede ser hermoso "por casualidad" sin que el título de campeón quiera decir nada. La apariencia del perro solo es significativa normalmente cuando es el producto de apareamientos consanguíneos. En este caso, lo más probable es que su patrimonio genético esté poco enmascarado.

Los progenitores se han de escoger siempre con el máximo cuidado. Los errores del principio son los más graves. Deben de complementarse de modo que se mejore un punto débil en uno de ellos mediante la cualidad correspondiente en el otro progenitor. Resulta muy nefasto que los dos progenitores presenten el mismo defecto, sean cual sean sus demás cualidades.

El desarrollo de cualquier ejemplar no depende solo de la herencia sino también del medio; la mala nutrición, la falta de cuidados, o un mal entorno sanitario o afectivo, pueden impedir que se realice un buen programa genético.

La cría responsable no responde solo a una ciencia, también es un arte. El criador debe de tener intuición -un buen ojo clínico-, cuestión que no se aprende en los libros sino que se adquiere a lo largo de años de observación, guiados por la experiencia, el amor y la afición a los perros. Debemos tener siempre muy presente el estándar de la raza en todo su conjunto, y el carácter debe ser uno más de los objetivos a preservar en una la cría responsable. Recogemos el testigo que nos entregan los ancestros con sus ejemplares y somos los responsables del testigo que entreguemos.

La Crisis Económica y la Cría Responsable del Labrador Retriever

El perro dejó de ser un capricho, un objeto estático de posesión o de regalo. La concienciación sobre el can comienza a obtener su recompensa, y la crisis económica le afecta en un plano distinto a tiempos anteriores.

Al igual que nosotros seguimos comiendo, cuidando nuestra salud y la de los nuestros, lo hacemos con nuestros perros, le damos la atención y el cuidado necesario, es nuestro compañero incondicional, nos reporta infinito cariño y compañía.

Pero no por ello podemos negar que la crisis ha modificado el mundo de la cría. Nadie está a salvo de ella. Es cierto que de alguna manera, el sector se ha depurado de forma automática. Criadores ocasionales, con criterios personales o puramente comerciales, han desaparecido. Sus perspectivas han cambiado y es evidente que ya no les interesa.

En general, todos miramos el coste de lo adquirido, y de la misma manera, qué adquirimos, y esto no ha cambiado a pesar de la crisis económica.

Planear una camada, darles la atención y cuidados necesarios a los cachorros, así como colocarlos, es un compromiso con una dedicación de tiempo importante, que requiere habilidad, conocimiento, un ambiente adecuado y las instalaciones necesarias para ello.
Criar cachorros sanos, limpios y que sean un buen ejemplo de su raza requiere bastante paciencia.
Muchos criadores sabemos que ceder perros no nos proporciona el sustento de nuestras vidas ni mejora nuestros ingresos. Es un hobby caro, en el que no dudaremos en proveer de todo lo que el cachorro necesite mientras crece, así como veterinario, cuidados, etc.

Para el criador responsable, sus objetivos siguen siendo los mismos que tenía antes de la crisis económica: su plan de cría es longevo, no se ve directamente afectado; no persigue objetivos en moneda sino en especie. Esta es la gran diferencia.
Por ello se dedica a preservar la salud, el bienestar y el estándar de su raza. Está familiarizado con el pedigrí, tiene una razón lógica para realizar determinada monta, y más aún si el código genético de un progenitor puede contribuir para mejorar el del otro y así contribuir a la raza. Y no la razón de obtener dinero extra vendiendo cachorros al por mayor.

La importancia de los ancestros de sus cachorros es elevada. El pedigrí es importante, incluso para un cachorro de calidad que sea nuestra mascota o compañero fiel. Nos indicará cómo nuestro cachorro se verá y actuará cuando crezca. El criador debe tener pasión por la raza que cría y dedicación para hacer su mejor plan de cría.

Para los criadores responsables la meta principal es criar perro sanos, que se acerquen cada vez más al estándar racial. Los padres seleccionados deberán ser un buen ejemplo de la raza de acuerdo a su estándar racial, física y mentalmente. Una cruce accidental o al azar sin ser planificado correctamente, no garantizará la salud, apariencia y temperamento de los cachorros. Todos los objetivos expresados otorgan muy grata recompensa, pero no en moneda sino en especie.

De la crisis económica podemos extraer también valores positivos para la raza. La cría responsable del labrador retriever se ve beneficiada de ella en numerosos aspectos, y por ende en todos los participantes en esta forma de cría.
Criadores como propietarios somos responsables del presente y el legado que dejemos a la raza del Labrador Retriever, punto de partida para los próximos.